Este cartel que diseñé, para una convocatoria de diseñadores, se exhibió en Europa, Asia y Estados Unidos. Lo hice con una mano, gotas y una silueta femenina. Como resultado, la imagen completa proyecta un mensaje impactante sobre el tema. Una imagen que capta la atención de los espectadores y afecta la sensibilidad. Después de eso, el eslogan Never Ever impulsa el sentido del mensaje visual hacia el compromiso de que no hay excusa sobre la violencia contra las mujeres. Este discurso visual contra la violencia, se ocupa de la representación de la vida de las mujeres sometidas a dicha violencia. Entonces, la imagen sacude conciencias y fija a todos lo que ven en el cartel, en la agenda del mensaje: la historia y el efecto de este tipo de violencia.
Con respecto a la foto -pinté mi mano con salsa e hice la foto-, el observador llega así al descubrimiento fortuito que significa encontrar algo que él/ella no buscaba. Además, el hecho de haber sido una fotografía y no una creación pintada o dibujada, le da al observador el beneficio de la credibilidad, de la reproducción del testimonio que certifica lo que sucedió: que la cosa estaba allí se demuestra con la presencia de la sangre que podría ser real y dar, a lo real, un valor superior y de certeza.