En busca de mejorar la comunicación del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires, mi trabajo consistió en organizar y sistematizar la imagen que se proyecta. Para ello, diseñé un símbolo dirigido estratégicamente a los niños y sus familias, ya que la de los dinosaurios es la colección más atractiva del Museo. Por otro lado, y para equilibrar la situación de presión del resto de los especialistas del Museo que no verían con buenos ojos que el sector dinosaurios acaparara la imagen institucional y, también, para promover la presencia del resto de las colecciones, mandé a construir un mosaico con todas ellas, justificado en una serie de ornamentos que decoran el edificio desde sus orígenes. Basándome en ellos, programé esta guarda, un friso utilizado como fondo de los mensajes visuales. Este friso puede articularse como un mosaico infinito y continuo, como se utilizó en las paredes del Museo, o puede magnificarse, si es necesario, para destacar cada parte, por ejemplo, en el sistema de señales. Esto permite integrar el interior y exterior, lo particular y lo general, en todo tipo de comunicaciones de la institución.